noviembre 26, 2012

Ese tipo de felicidad que no depende de nada ni de nadie, sólo de mí misma. Bueno gran parte de mi alegría al contemplar la vida se debe a un rusito. Me enamore de él, de su forma de apreciar la vida y también de despreciarla. Porque justo la felicidad no trata de puros momentos gratos. Andrey, Andrey, mi querido Andrey. Y Rostov, el bello Rostov sorprendido por la profundidad del alma de María. De la espiritual María. Y Pierre, qué será de ti con esa alma tan pura, fácil de perecer por culpa de unas mentes huecas...

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