noviembre 03, 2012

Las Hortensias y otros cuentos




 “Me gusta, por ejemplo, caminar por un piso de madera donde hay azúcar derramada. Ese pequeño ruido…”. 

“Cuando yo miro una escena... aquí se detuvo de nuevo y en seguida reanudó el discurso con una disgresión-: (el hecho de ver las muñecas en vitrinas es muy importante por el vidrio; eso les da cierta cualidad de recuerdo; antes, cuando podía ver espejos -ahora me hacen mal, pero sería muy largo de explicar el porqué- me gustaba ver las habitaciones que aparecían en los espejos.) Cuando miro una escena me parece que descubro un recuerdo que ha tenido una mujer en un momento importante de su vida; es algo así -perdonen la manera de decirlo- como si le abriera una rendija en la cabeza. Entonces me quedo con ese recuerdo como si le robara una prenda íntima; con ella imagino y deduzco muchas cosas y hasta podría decir que al revisarla tengo la impresión de violar algo sagrado;..."

     Espejos reflejando la casa, los retazos de brazos y piernas adornando espacios, una muñeca encima de un árbol, un cuchillo atacando la felpa de un objeto inanimado, las bolsas de agua para proveerle calor. Es surrealista. 
     Más allá de la estructura narrativa; el montaje que realiza el autor en su narración es impecable; primero por el ambiente sonoro y segundo por preocuparse por el detalle de un montaje visual, el lector puede encontrarse inmerso en el juego de la construcción de imágenes: con un fragmento de un relato de la historia de una muñeca se logra visualizar una historia dentro de otra historia y sólo una muñeca nos permite indagar otros espacios y atmósferas. 



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