No hace falta decir que Spike Jonze es uno de mis directores favoritos. Es como la expresividad de un niño proyectada por la visión de un adulto. Aunque el merito original corresponde a Maurice Sendak (brillante ilustrador y escritor, censurado por las mentes adultas). Más adelante me daré tiempo de investigar una buena biografía de este personaje.
Escapar a una realidad, esconderse en los imaginarios infantiles. Es ahí donde Max se encuentra con sus monstruos. Algo semejante le ocurre a Jeliza-Rose en Tideland. A diferencia del imaginario social, el imaginario de un niño se localiza en el extremo de la inocencia y permite recrear una y otra vez la realidad. Poder que pierden los adultos, enganchados y adaptados al imaginario social colectivo.
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