abril 22, 2012

Tekkonkinkreet (2006)


El escritor Taiyou Matsumoto rescata el concepto del Yin-Yang. Encarna la dualidad en Kuro (negro) y Shiro (blanco). Ellos son dos huérfanos que viven día a día entre la maldad y mafia de las calles de su ciudad. A decir verdad no he leído el manga, pero la adaptación de Michael Arias es un logro en su totalidad. La película describe el contexto y a cada uno de los personajes en su habitat "natural". En ningún momento se vuelve monotona.

Como el Ying-Yang, Kuro y Shiro dependen uno del otro. Kuro necesita de Shiro, él le brinda un motivo para vivir. Kuro retrata la maldad del ser  humano y Shiro la bondad. A través del filme se aprecia el riesgo del ser humano de caer en uno de los extremos: oscuridad y luz. Cuando Shiro es protegido por la policia, Kuro pierde la razón, llegando a un punto de locura. Es en este punto donde se sostiene la necesidad de un equilibrio, uno depende del otro y entre un torrente de intuiciones y presentimientos algo se logra al final. 







"El fuego es un elemento curioso, es relajante y pacífico por fuera. Y sin embargo, poderoso y destructivo por dentro. Oculta algo, no lo olvides, igual que las personas, aveces tienes que acercarte mucho para poder averiguar que esconde, sin embargo, otras tienes que llegar a quemarte, para poder descubrir la verdad."

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