La noche grita... quiero escribir, quiero escribir.

Escribir sobre la lluvia, sobre los truenos,

sobre el ventilador viejo que acompaña mi sudor,

sobre la lampara que apenas ilumina las letras que 

he de  tocar, sobre la vida, sobre comida,

sobre voces, sobre música, quiero darle un significado

a una noche bellamente sublime. 

Pienso y recreo situaciones no existentes o pasadas; 

paso mi cabello tras mi oído, recuerdo filmes,

mi vida es una película, amo ponerle soundtrack.

Mi garganta ya no puede más, pero yo soy fuerte

la levanto, mi respiración se dificulta... imaginen que 

enfermedad tengo. Es sencillo. 

Pienso que lo difícil no es olvidar a una persona,

lo complicado es acostumbrarse a andar solo por aquellas

calles que se disfrutaban mejor en compañía. 

Pero los lugares siguen, yo sigo, no quiero volver a

depender de alguien, mi mundo es bello, yo lo creo,

es mio, para mí, los lugares están para mí, los

momentos yo los construyo,  la gente que me rodeará

lo deseará de verdad y es por eso que se lo permitiré. 

Mis ventanas ahora mantienen esas gotas diminutas que 

son perfectas para tomar una foto en macro. El aire es fresco, con 

un toque de motor quemado. 

Corre, corre, anda en bici, corre, camina, espera, observa, 

observa, escucha, guarda, tira, ama, odia, destroza, 

construye, bebe, bebe, disfruta, reflexiona, no te vuelvas

idiota, no te vuelvas común. Ríe, canta, grita, sonríe, llora, 

vive, vive, VIVE. Muere y vuelve a revivir.